Sostener una relación tan estrecha con Estados Unidos tiene sus consecuencias. Por ejemplo, una de tantas informaciones recientes pone el acento en la caída del turismo fronterizo. El fenómeno es sin duda coyuntural, porque en el largo plazo la presencia de extranjeros en México, y Sonora en particular, es una las tendencias más bien vislumbradas.Información del Banco de México muestra que el gasto promedio por persona en la frontera disminuyó de 38.64 dólares durante el primer trimestre de 2007, a 35.60 dólares en el mismo periodo del año en curso. La disminución fue de 8.5 por ciento.Las razones que se aducen para explicar la baja de visitantes tienen que ver con dos hechos: la disminución en la caída de la actividad económica de Estados Unidos, con la consiguiente disminución en empleos, en los ingresos y en la capacidad de consumo, y la creciente inseguridad en los estados fronterizos, principalmente en Tamaulipas, Sonora y Baja California.De hecho, el turismo y las manufacturas son las actividades que más han resentido la caída del ritmo de la economía estadounidense. Esto, más la disminución de los ingresos por remesas -también asociado con el comportamiento de la economía del vecino país- han dificultado las cosas para México. Dicho de otra manera: son los costos de la sincronía del ciclo económico de México y los estados fronterizos, con el de Estados Unidos.Lo anterior es evidentemente coyuntural, particularmente lo relacionado con el turismo, porque esta es una de las actividades que más bases para el desarrollo tiene en la actualidad. De hecho, es parte de la economía del futuro. Parte de esta tendencia son los llamados baby boomers, que no cesan de llegar a los lugares "paradisíacos" del país.Hablar de baby boomers significa referirnos a la generación nacida entre 1946 y 1964, es decir después de la segunda guerra mundial, que en la actualidad se encuentran en la edad de la jubilación y están buscando hacerse de buenas condiciones materiales para pasar los últimos años de vida. Esto se relaciona con la compra de terrenos y condominios en lugares como Baja California, Baja California Sur, Sonora o San Miguel Allende, en Guanajuato. El potencial de estas personas es grande. Sus sueldos anuales oscilan entre los 75 mil y los 100 mil dólares, y se estima que dentro de 20 años 77 millones de estadounidenses estarán ya en la edad de la jubilación. En esta lógica, cada año llegan a México entre 2,500 y tres mil personas jubiladas con los respectivos gastos de instalación y manutención en el país.Sonora es un lugar de destino. Si bien en la actualidad la mercadotecnia está enfocada a atraer visitantes para Puerto Peñasco, desde hace daños también se les localiza en Álamos, San Carlos, Guaymas, Bahía de Kino y dispersos en algunos lugares de la sierra.Pero por ahora Puerto Peñasco acapara los reflectores, ya que es un municipio de cambios que en pocos años ha modificado su fisonomía a favor del turismo. Ubicado en la confluencia del desierto con el mar, es un lugar que hasta hace unos diez años basaba su principal quehacer económico en las actividades pesqueras, principalmente relacionadas con el camarón. Pero desde principios de los años noventa del siglo recientemente concluido, comenzó a tomar fuerza la construcción de hoteles, condominios, campos de golf y la apertura de comercios y servicios para atender turistas nacionales y extranjeros. De tal manera que, hoy en día, una parte de Puerto Peñasco es otra cosa. Y los promotores del lugar insisten en que lo mejor está por venir. Al lugar ya no sólo se llega en carro o en moto, también se puede hacer en avión; las construcciones de hoy son mínimas, poco más de cinco mil unidades habitacionales, comparadas con las 40 mil que se proyectan para el 2025.Pero si bien es cierto que es el turismo costero y el asociado con actividades inmobiliarias lo que mueve a estos lugares de destino para el descanso, sabido es que también hay otras formas de turismo que habría que estimular. El turismo semirural, por ejemplo, tiene mucho qué ofrecer no sólo para el perfil de los baby boom, sino también para personas del interior del país. La ruta del Río Sonora o la del Padre Kino no han sido suficientemente explotadas para atraer a visitantes. O ¿cuál es el secreto del camino de Santiago de Compostela, en España, para ser un destino de referencia para gente que prefiere formas alternativas de turismo?Otra clase de turismo es la asociada con los aspectos ecológicos. Explotar esta forma puede ser sumamente redituable. El paisaje sonorense donde se funden mar, desierto y sierra, parece ser de los únicos en el mundo, por lo tanto también vendible a millones de personas no sólo de Estados Unidos.En materia de turismo se le podría sacar agua a las piedras, como se hace en otras partes, Arizona por ejemplo. Pero particularmente en Sonora hay una ausencia de cultura de servicio en la gente, que rápidamente acaba con la gallina de los huevos de hora. Una vez que un prestador de servicios comienza a ganar presencia, baja la calidad de los mismos y sube los precios, con lo cual aleja al recién llegado. No hay cultura de la limpieza, esa que sí se suele manifestar cuando se viaja a Estados Unidos. En fin, se trabaja para el día y no para el futuro.Hace años, el regionalismo se presentaba como un gran atributo de la gente. Y en eso el sonorense se "enconchaba" en la carne asada, las tortillas de harina y la cerveza. Hoy que el mundo está tan interconectado, y con él las distintas culturas, se notan demasiado los rezagos en comparación con otras partes del país y de otras naciones, de ahí que haya que revisar las formas de competencia, sobre todo en un campo económico donde lo que se vende son servicios y relaciones humanas.La coyuntura de la crisis en Estados Unidos pronto pasará, y el flujo de llegada de la gente a los estados y municipios de la frontera norte se normalizará. Porque existen de siempre, son costumbre. Lo que se necesita son replanteamientos de largo plazo asociados con mejores servicios e infraestructura. Esto implica voltear los ojos a la realidad con que cuenta: agua, calles, seguridad, normatividad en el uso de la tierra y cultura de atención al visitante. El turismo tiene mucho que dar, pero también exige demasiado.
domingo, 22 de junio de 2008
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